El 57% de los estudiantes tiene menos de 22 años: la verdad sobre quién realmente estudia en la ETDH en Colombia
A muchas instituciones les pasa lo mismo: los salones están listos, los programas diseñados y los formularios siguen llegando, pero la matrícula no crece al ritmo esperado. No es un problema de promoción, sino de adaptación.
Por Q10
Última actualización 30/10/2025
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El mundo cambió y los jóvenes también: ya no quieren esperar cinco años para empezar su vida profesional; buscan aprender rápido, aplicar sus habilidades y ver resultados.
Mientras tanto, gran parte del sistema educativo sigue jugando con las reglas del siglo pasado.
Las nuevas generaciones no están abandonando la educación; la están redefiniendo. Y las instituciones que sepan adaptarse serán las que lideren el cambio.
De los diplomas a las habilidades: la educación en transformación
Durante años, la educación prometió un camino seguro: estudiar, graduarse y conseguir un empleo estable. Ese modelo funcionó en una época en la que el mundo avanzaba despacio, las empresas duraban décadas y un título bastaba para abrir puertas.
Pero esa ecuación se rompió. La revolución digital, la automatización y la velocidad del conocimiento cambiaron las reglas: hoy, aprender rápido es una ventaja competitiva. La educación ya no se mide en créditos ni semestres, sino en la capacidad de adaptarse.
Y quienes primero entendieron esta transformación fueron los jóvenes, que dejaron de perseguir diplomas para empezar a construir habilidades.
La educación técnica: de alternativa a tendencia
En los últimos cinco años, el número de jóvenes entre 18 y 22 años matriculados en formación técnica creció más del 575%, pasando de 26.650 a más de 180.000.
Este salto no es casualidad. Es el reflejo de una generación que busca resultados tangibles, formación práctica y conexión real con el mundo laboral.
Mientras el discurso educativo tradicional sigue centrado en los grados, los jóvenes hablan de habilidades, independencia y empleabilidad inmediata. En ese contexto, la formación para el trabajo y las ETDH se consolidan como la respuesta más pertinente.
Para el 2023, el SIET registró 4.385 instituciones dedicadas exclusivamente a la formación para el trabajo, y su verdadero valor está en la flexibilidad: pueden actualizar programas, integrar tecnología y adaptarse al mercado con una agilidad que las universidades tradicionales aún persiguen.
La formación técnica dejó de ser una alternativa; hoy es una decisión inteligente para una generación que no mide el éxito en diplomas, sino en oportunidades.
Lo que las instituciones deben replantear
Frente a esta ola de transformación, muchas instituciones aún siguen midiendo su crecimiento con las métricas del pasado. Pero si el estudiante cambió, el modelo también debe hacerlo.
Hoy, conectar con las nuevas generaciones implica reinventar la forma de enseñar, comunicar y gestionar.
Las instituciones que quieran seguir siendo relevantes deben:
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Ofrecer programas más ágiles y modulares. Estructuras curriculares que permitan certificaciones parciales y rutas flexibles, adaptadas al ritmo del estudiante.
Conectar la formación con la empleabilidad real. El aprendizaje ya no termina en el aula. Las alianzas con empresas, laboratorios digitales y experiencias prácticas son hoy el mejor marketing institucional.
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Aprovechar la tecnología para entender al estudiante. Plataformas de gestión como Q10 permiten conocer el comportamiento real de la matrícula, identificar deserción temprana y optimizar estrategias de permanencia.
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Comunicar desde el valor, no desde la oferta. Los jóvenes no buscan “qué programas existen”. Ya no buscan programas, buscan propósito. Las instituciones que entienden eso no venden cursos, venden futuro.
El cambio ya empezó, y no va a detenerse.
Los jóvenes están marcando el rumbo de una nueva educación: más ágil, más conectada y profundamente humana.
Una educación donde la práctica vale tanto como la teoría, donde el tiempo se convierte en una ventaja, no en una barrera. La pregunta ya no es si este cambio llegará a todas las instituciones, sino quién será capaz de adaptarse primero.
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